El huracán Fifí.

La infraestructura turística de la costa de Acapulco no es todo lo que el viento se llevó. Otis arrasó con las últimas vestiduras del emperador de palacio y hoy podemos verlo al desnudo.

Durante los sexenios administrativos en México siempre hay un evento definitorio que evidencia la naturaleza del regimen y sus grandes fallas y debilidades. A veces ese evento es de índole natural a veces humana. Este sexenio ha estado lleno de masacres, grandes dispendios en obras que no llevan a ningún lado y alta corrupción y a pesar de ello el regimen aparentemente se ha mantenido.

Pero si los temas tan delicados de seguridad, salud, corrupción, educación, ilegalidades y mala política, no parecen haber hecho mucha mella en el apoyo que recibe el movimiento de López, es la naturaleza la que viene a evidenciar la insensibilidad, inutilidad, inoperancia e ignorancia de Palacio Nacional. Esas 4i que han sido las constantes de la 4t.

El viento huracanado no sólo levantó la falda de su majestad, lo dejó sin vestiduras. Cualquier infante puede ya señalarlo. Puede ver sus miles de muertos y desaparecidos por su inutilidad de trabajar en conformar un real Estado de Derecho y los ríos de sangre que han enlutado al país. Los miles de muertos por sus incapacidad de manejar una pandemia (qué “tampoco se podía saber”). Los miles de niños muertos por la impericia en el manejo del sector salud; y hoy serán cientos de muertos entre los directamente vinculados con el huracán y los que fallezcan después víctimas de hambre, sed, enfermedades o violencia debido a la anarquía que genera la ausencia de un gobierno perdido sus vanidades.

La codicia es hoy la principal bandera de Morena, sólo están los que esperan lucrar con el movimiento. Ya es más que obvio que no pueden, ni saben, ni quieren ayudar a mejorar nada. Continuar con la farsa y sacar algo en el camino es lo único que mueve a los seguidores, mientras que a sus principales líderes es el objetivo de salirse con la suya por encima de la ceguera de la Ley, y de poder continuar con la usura. Los mueve ese humano sentimiento de ansiar la libertad y que sus crímenes se los trague el tiempo y el olvido.

Todo lo que tenga que ver con Otis lo verán como un ataque, dirán que es el enemigo tocando las puertas y que está lleno de mentiras, embustes inventados, diatribas. Que “tampoco se podía saber”, porque estos nunca han sabido nada, por eso han destruido todo.

Ahora la naturaleza es también un enemigo, no deja operar el AIFA, porque no se podía saber de los vientos y neblinas. No deja operar la refinería, porque no se podía saber de las inundaciones en esos terrenos. No dejará operar el tren, porque no se podía saber de los problemas geográficos del terreno. Y hoy, Otis no deja operar ni siquiera al jeep presidencial, porque no se podía saber de la deficiencia de los caminos, mucho menos de un aviso con unas horas al menos de tiempo.

Así que como último acto sembrarán odios, culparan a todo y a todos, los enemigos serán propios y extraños. Preferirán gobernar sobre cenizas que dejar el país a alguien más que pueda señalar sus errores y crímenes. Así que a los ciudadanos que queramos conservar la República nos queda señalar “la mierda” para que los demás no la pisen.

2 respuestas a «El huracán Fifí.»

  1. Muy cierto el apunte sobre la indolencia de este “gobierno” ante muchas situaciones que a lo largo del sexenio se le han presentado como pruebas de acciones hacia situaciones trágicas o comprometedoras, la gente ya debería ser más objetiva en lugar de caer en el fanatismo hacia las muchas absurdas y ridículas posturas de Obrador

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