Abismos

Recuerdo en una ocasión en una de las pláticas con familiares de los niños de ABC, que uno de ellos mencionó que tanto dolor se debía a que a Hermosillo se le estaba preparando para algo grande, que algo espiritualmente grande vendría.

El mismo comentario lo leí de un habitante de Ayotzinapa. Decía que se les estaba preparando ya que ahí sería el inicio de una nueva era espiritual, y por ello el dolor y la tragedia.

Es el pensar y sentir de los pueblos dominados, del individuo doblegado por las circunstancias. De aquella persona que no tiene más que la ilusión de encontrarle una razón a la desesperanza. Y este sentimiento es el que ha servido para la creación de tantas religiones y creencias. Solo la promesa de que algo o alguien tiene un plan y ese sufrimiento no es en vano.

Lo triste es que es una mentalidad de esclavo. Es la misma mentalidad del pueblo judío mientas durante siglos fue dominado y perseguido. Su Dios les hablaba de la tierra prometía y que su sufrimiento sería recompensado ya que era su plan. Y fue la misma mentalidad que heredó a los pueblos cristianos. Y es por ello que es normal encontrar ese pensamiento en los pueblos latinos.

Pero aceptar las circunstancias adversas como una prueba o mandato divino no ayuda a sobreponerse con el ánimo necesario para contrarrestar el golpe y crecerse a las circunstancias, solo a agachar más la frente y aceptar un «destino manifiesto», un «plan divino» del que no se puede escapar.Captura de pantalla 2015-01-25 a la(s) 8.49.03 AM

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