Fuera de los agarres que nos esperan, como los fraudes, las bajadas de sueldos, que si los Coordinadores estatales, que si la descentralización, etc. Hay uno que es impostergable y requiere acción inmediata.
Estoy seguro que más allá del problema que ha sido para el país la corrupción, la impunidad es más lacerante. Años, lustros, décadas tenemos de estar incólumes, temerosos, inútiles ante tantas y tantas desapariciones de personas de todas las edades.
El sentir que cualquier miembro de nuestra familia puede simplemente desaparecer sin que nada se haga al respecto, como si fuera un perro callejero el que sufriera esa suerte, nos deja en una indefensión total como ciudadanos.
La cifra es más alta en cada nuevo sexenio. Hemos sido incapaces de detener esa vorágine de tristeza que ha ido invadiendo poco a poco miles de hogares en México. Las autoridades se muestran complacientes y un Estado que ha normalizado la impunidad.
Las cifras oficiales nos hablan de 13,000 en el gobierno de Calderón y 19,000 en el de Peña. Hemos estado viviendo una ruleta rusa, a cualquiera le puede tocar el día de hoy. No importa su edad, su condición, su género. Y la congoja está en todos a diario, en cualquier lugar, en cualquier momento. Incluso nuestros muros no nos hacen sentir del todo seguros.
Muchas madres usando verbos en presente, ya no hablan de sus hijos en pasado, menos en futuro. El tiempo se ha detenido, no saben donde están ni las razones para que no aparezcan. Ni siquiera pueden despedirse de ellos. La zozobra, la tristeza, el olvido. Fotos y más fotos, van de un lado a otro mostrando sus rostros, esperanzados que a alguien les conteste con una pista, no para encontrarlos vivos, simplemente para encontrarlos.
El viacrucis para miles de mexicanos que van con foto en mano por oficinas burocráticas, organizaciones de ayuda, de apoyo. El compartir su historia una y otra vez, el saber que hay tantas y tantas personas como ellos con historias similares, con finales idénticos. Esta es una de las deudas más grande que el Estado mexicano tiene, no importa que partido esté administrando, por que ya no puede decirse gobernado ya que parece que nadie gobierna, sólo el terror.
Discursos vacíos ha sido todo lo que se ha entregado, compromisos incumplidos, una ausencia de justicia y una falta absoluta a la verdad es todo lo que se ha obtenido de las dependencias de gobierno. Ni siquiera las madres pueden tener un cadaver en los brazos para poder decir adios, para poder tener un poco de paz en el corazón.
Es enorme el daño al corazón de los ciudadanos. No, no ha sido el salario tan bajo, ni los gasolinazos, ni la falta de oportunidades lo que ha hecho que los mexicanos votaran por un cambio. Ha sido el buscar una pequeña luz de esperanza para poder aliviar ese dolor.
Como no fue el dinero que se llevó Duarte en Veracruz lo que más dolió, sino que se llegara al extremo de lucrar con niños con cáncer y darles sólo agua. No fue el dinero que Padres sustrajo de Sonora, sino que se llegara al abyecto de lucrar con niños vendiéndolos para su adopción. Lo mismo le sucedió a Bours cuando no pudo mantener al PRI por el dolor causado en la guardería ABC, y ahora Morena lucrando con el dinero de los más necesitados en el temblor.
Así también lo que más duele son los muertos sin sentido, los desaparecidos sin razón. Un daño que ha dejado un sentimiento orfandad ciudadana, de saber que no sólo no contamos con un gobierno que nos proteja, sino que probablemente ese mismo gobiernos sea el que nos está diezmando. Y el daño es demasiado, el dolor también. Hasta para ser un corrupto debería haber límites.
Ese terror guardado es el que ha echo que fuente ovejuna haya tomado desiciones, y si este nuevo gobierno no actua disminuyendo el rencor guardado este aumentará y veremos a la gente ahora si comportándose como zombies, destruyendo todo a su paso. No por las carencias económicas que si pesan, sino por la indefensión que si ha dolido. Así de grande es la deuda, así de grande es el daño.